(homenaje a Osvaldo Soriano)
Por un problema de presupuesto tomé el 125 que me dejaba a treinta cuadras de la cancha, cuando bajé me topé con vendedores, hinchas y hasta choripaneros de todo el mundo. Lo primero que me llamó la atención, fue el ayudante del vendedor marfileño que hablaba un castellano tipo norteamericano que juega en la Liga Nacional de Básquet de nuestro país.
Me acerqué y escuché que el pibe le batía: “Hay gorrous, banderaus y Venchas”. Pensé que se trataba de un yankee trotamundos que se la ganaba de vendedor ambulante. A los dos minutos como no compraba nadie el tipo agrandó su garganta y sacó a relucir su verdadera identidad:”A la peluca del Bambino, a la peluca del Bambino la cabellera mas sesi del fulbo mundial”.
Me acerqué para preguntarle de que parte de Argentina era, el Flaco me contó que venía de Zavalla y con el morocho se conocían desde Diciembre del año pasado. Como estaban al cuete, se enyuntaron en una plaza de Barcelona y montaron un espectáculo de malabares llamado “El Cirque Du Baley”.
Le pregunté porque vendían la peluca de Veira, me contestó que era imposible vender un bigote de Niembro después del Mundial 2002; además el color del Bambi daba justo para la confusión del público japonés, según él, muchos nipones la compraban creyendo que era el pelito de Messi.
Disparé rojo de vergüenza cuando el Marfileño gritaba a cuatro vientos: “Compren el disco de la mejor voz de Argentina…Pata Villanueva”
Dos cuadras antes de llegar a la cancha, la embajada Argentina en un stand muy cheto te obsequiaba productos regionales, la bolsita traía: un casette de chistes verdes de Santo Biassatti, una manguera simil Tula para pegarle al bombo y un gorrito de lana tejido por Hugo Moyano.
Para entrar a la cancha no tuve inconvenientes porque encontré en la mesita de luz del hotel donde paraba, una acreditación de un periodista del programa “Documentos Por Favor” de Radio 10.
Desde el minuto cero vimos que las cosas no iban a ser tan fáciles. Pekerman está lejos del refusilo hormonal que proponía Bielsa, pero a los muchachos en el segundo tiempo les hubiera venido bien un poco de pólvora del Loco, por lo menos para que no parecieran “El Deportivo Modorra”.
Copamos las tribunas de celeste y blanco y en nuestro habitual zoológico futbolero no podía faltar un Roberto Giordano. El insignificante trotamundos de la Argentina Paqueta, cada vez que tiraban un centro Los Marfileños se desesperaba gritándole a Heinze y Ayala para “que movieran las cabezas”. A su lado la Diva Susana Giménez no paraba de entrar panza y vociferar cada vez que la agarraba el tres de ellos, El muchachito cuando arrancaba, dejaba con quemadura de tercer grado al aguerrido Burdisso. Algunos se asombraron por su velocidad, pero mi amigo Marcos Palena dió en la tecla al sintetizar la verdadera pasión del Marfileño: “mirá si no va a correr éste, si está acostumbrado a correr por su libertad”.
Verón no estuvo convocado pero algunos hinchas del INTER llevaron un gigantografía con la Bruja con un cartelito colgado que decía: “yo no me apuró… ¿Y vos?”
Cuando llegó el gol de Crespo vino el desahogó y cuando Saviola convirtió el segundo teníamos el animo tan arriba que alcancé a ver a Don Julio Grondona revoleando el cinto y pidiendo “trencito como la Rocasalvo y Monti”. La propuesta fue rechazada por los demás integrantes de la comitiva porque las patronas lo estaban viendo en directo en sus casas.
Delante mío se ubicaba una delegación de Bouquet –el pueblo de Abondanzzieri-, comandada por un veterano de la dirección técnica llamado Elso Meneguzzi. Al término del encuentro me conmovió la carita de“no me invitaron al cumple” que tenía el incomprendido Messí. Aprovechando la compañía de Don Meneguzzi, le pregunté al estratega si el se animaría a poner contra Servia y Montenegro al nuevo crack del fútbol argentino. El tipo respondió con una de las máximas futboleras:
“Hijo, equipo que gana… no se baña”.
Al retirarme del estadio,transité las mismas calles que utilicé para mi llegada así quedaba justo en la parada del “Cientoventicinquen”. Antes de encontrarla volví a cruzarme con el busca Argentino que gritaba en la misma esquina: “A la matraca de Wanchope…si tirás el achique te engrampa hasta los Lope”
Por un problema de presupuesto tomé el 125 que me dejaba a treinta cuadras de la cancha, cuando bajé me topé con vendedores, hinchas y hasta choripaneros de todo el mundo. Lo primero que me llamó la atención, fue el ayudante del vendedor marfileño que hablaba un castellano tipo norteamericano que juega en la Liga Nacional de Básquet de nuestro país.
Me acerqué y escuché que el pibe le batía: “Hay gorrous, banderaus y Venchas”. Pensé que se trataba de un yankee trotamundos que se la ganaba de vendedor ambulante. A los dos minutos como no compraba nadie el tipo agrandó su garganta y sacó a relucir su verdadera identidad:”A la peluca del Bambino, a la peluca del Bambino la cabellera mas sesi del fulbo mundial”.
Me acerqué para preguntarle de que parte de Argentina era, el Flaco me contó que venía de Zavalla y con el morocho se conocían desde Diciembre del año pasado. Como estaban al cuete, se enyuntaron en una plaza de Barcelona y montaron un espectáculo de malabares llamado “El Cirque Du Baley”.
Le pregunté porque vendían la peluca de Veira, me contestó que era imposible vender un bigote de Niembro después del Mundial 2002; además el color del Bambi daba justo para la confusión del público japonés, según él, muchos nipones la compraban creyendo que era el pelito de Messi.
Disparé rojo de vergüenza cuando el Marfileño gritaba a cuatro vientos: “Compren el disco de la mejor voz de Argentina…Pata Villanueva”
Dos cuadras antes de llegar a la cancha, la embajada Argentina en un stand muy cheto te obsequiaba productos regionales, la bolsita traía: un casette de chistes verdes de Santo Biassatti, una manguera simil Tula para pegarle al bombo y un gorrito de lana tejido por Hugo Moyano.
Para entrar a la cancha no tuve inconvenientes porque encontré en la mesita de luz del hotel donde paraba, una acreditación de un periodista del programa “Documentos Por Favor” de Radio 10.
Desde el minuto cero vimos que las cosas no iban a ser tan fáciles. Pekerman está lejos del refusilo hormonal que proponía Bielsa, pero a los muchachos en el segundo tiempo les hubiera venido bien un poco de pólvora del Loco, por lo menos para que no parecieran “El Deportivo Modorra”.
Copamos las tribunas de celeste y blanco y en nuestro habitual zoológico futbolero no podía faltar un Roberto Giordano. El insignificante trotamundos de la Argentina Paqueta, cada vez que tiraban un centro Los Marfileños se desesperaba gritándole a Heinze y Ayala para “que movieran las cabezas”. A su lado la Diva Susana Giménez no paraba de entrar panza y vociferar cada vez que la agarraba el tres de ellos, El muchachito cuando arrancaba, dejaba con quemadura de tercer grado al aguerrido Burdisso. Algunos se asombraron por su velocidad, pero mi amigo Marcos Palena dió en la tecla al sintetizar la verdadera pasión del Marfileño: “mirá si no va a correr éste, si está acostumbrado a correr por su libertad”.
Verón no estuvo convocado pero algunos hinchas del INTER llevaron un gigantografía con la Bruja con un cartelito colgado que decía: “yo no me apuró… ¿Y vos?”
Cuando llegó el gol de Crespo vino el desahogó y cuando Saviola convirtió el segundo teníamos el animo tan arriba que alcancé a ver a Don Julio Grondona revoleando el cinto y pidiendo “trencito como la Rocasalvo y Monti”. La propuesta fue rechazada por los demás integrantes de la comitiva porque las patronas lo estaban viendo en directo en sus casas.
Delante mío se ubicaba una delegación de Bouquet –el pueblo de Abondanzzieri-, comandada por un veterano de la dirección técnica llamado Elso Meneguzzi. Al término del encuentro me conmovió la carita de“no me invitaron al cumple” que tenía el incomprendido Messí. Aprovechando la compañía de Don Meneguzzi, le pregunté al estratega si el se animaría a poner contra Servia y Montenegro al nuevo crack del fútbol argentino. El tipo respondió con una de las máximas futboleras:
“Hijo, equipo que gana… no se baña”.
Al retirarme del estadio,transité las mismas calles que utilicé para mi llegada así quedaba justo en la parada del “Cientoventicinquen”. Antes de encontrarla volví a cruzarme con el busca Argentino que gritaba en la misma esquina: “A la matraca de Wanchope…si tirás el achique te engrampa hasta los Lope”
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