ATENTO AMIGO: MIRTHA LEGRAND ES UNA VIEJA REACCIONARIA... Y ZULMA LOBATO ES DEL "PALO"

8/10/05

DE PROFESION RELATOR



La historia de Andrés Oreste Calcaterra.
(dedicado a Miguel Franchi)

Eduardo Bigotti junto a Germinal Terrakius
Cuento elegido en el concurso "Los 22 de la selección de los cuentos de futbol" organizado por RYC EDITORA. Los primeros dias de Noviembre estará lista la publicación. La lista de ganadores fue mencionada por Alejandro Apo en su programa de Radio Continental "Todo con Afecto" .

Andrés Oreste Calcaterra, fue conocido en el Barrio La Candelaria como el hombre del gran relato. Siempre tuvo alma de relator de futbol pero nunca encontró partido, ni equipo al que pudiera relatar. Según los entendidos, condiciones le sobraban, pero en el pueblo de Villa Concepción no gustaban los deportes, entonces no le quedaba otra que tratar de emigrar a San Carlos del Medio, la capital provincial del Amargo Obrero ubicada a 900 kilómetros.
Allí existía un Club, el Social y Deportivo La Prestancia, que fue fundado en 1905 por los hermanos Schavoni y que participaba de la Liga Campesina. El pobre Andrés Oreste, por diversos motivos nunca se animó a emigrar, y fue por eso que aprendió a relatar futbol sin ver un partido en su vida.
Sus ilusiones pudieron mas que la adversidad, y de pibe arrancó en la vereda de su casa relatando el deambular de vecinos y perros. A medida que fue creciendo, también fue perfeccionando su estilo y sus comodidades. Cuando cumplió dieciocho años el padre le regaló la cabina de transmisión en el techo de su casa, desde ese día no paró mas sus relatos.
Entre sus grandes transmisiones se recuerda el día que el viento en contra soplaba como un huracán y Doña Emilia Salazar al entrar chinguiada por la calle General De La Zota perdió su la peluca. Esa tarde Andrés Oreste Calcaterra emulando a Victor Hugo Morales dijo algo mas o menos así; “No es una tarde apetecible para el relato, pero aquí estamos igual al pie del cañón. La calle está imposible de transitar y el viento se ha hecho dueño de la situación. Solamente divisamos la silueta de Doña Emilia Salazar que ingresa metiendo una diagonal de aquellas y comienza a esquivar botellas rotas en la calle. Altanera como siempre intenta equilibrar su dirección y lo logra. Va en busca de la otra esquina para poder engañar al viento¡Tienen que verla, con que valentía sigue Doña Emilia!
De pronto,el viento pudo mas que los elásticos de la peluca de Doña Salazar y se la voló. Ahí Calcaterra no quiso decaer en su relato y mucho menos ningunear a la protagonista. Al ver pasar por delante de sus narices la ondulada peluca, gritó al borde de la emoción,”de que planeta saliste barrilete cósmico”. Y la peluca se perdió en el primer baldío que el viento encontró.
Hubo una tarde que marcó la consagración del relator y no fue recordada por verbalizar frases sublimes. En realidad se le reconoció su enorme valentía. No era una tarde mas y Andrés Oreste Calcaterra lo presentía. Arrancó describiendo el trayecto que iniciara Juan Carlos “el pinta” Masaceci, en busca de su amor prohibido, la Susi Barrera. Al abrir la transmisión se le iluminaron los ojos porque tenía entre manos un inolvidable relato.
Era la hora de la siesta, el sol acompañaba como nunca y contagiaba. La transmisión estaba ténicamente diez puntos y el elegido iniciaba una de las mejores aperturas que se recuerden; “Amigos estamos ante una de esas tardes que nadie quiere perderse. Hoy se cruzan dos que se tienen ganas y si todo se cumple como lo soñamos, el Pinta Massacesi se consagrará y en la cancha más difícil. Allí va, con la impecable prestancia de los que lo pueden todo, pisotea la vereda sur de la cortada de los Gimenez, busca acomodarse el pelo... y avanza. El pinta Masaceci ha hecho de la elegancia un arma letal para las mujeres del barrio, solamente conoce triunfos, pero presiente que la parada de hoy será terriblemente difícil. Se dirige hacia la última casa de la calle en donde lo espera la Susi Barrera, la de las curvas interminables, la de la delantera prepotente, la que nunca pudo ser vencida en su cancha”.
Cuando Andrés Oreste se refería a su cancha quería decir la casa del comisario Barrantes. La susi era la hija del comisario y el tipo no dejaba que tuviera novio. Mucho menos si se trataba del Pinta, que era considerado en el barrio un poeta, pero para el comisario era un zurdo. Indudablemente era un encuentro para el relato y exigía un esfuerzo descomunal porque metía miedo el carácter del comisario. El relator con su lógica intuición se permitía pintar el escenario de esta manera; “Ya nadie transita las veredas, todos disimulan que duermen la siesta, porque no quieren ser vistos. Mire si se lo van a perder, justamente a mi me quieren pasar. Se que están, están ahí agazapados en las ventanas de los dormitorios, en el patio, agarrados del tendedero de la ropa, alentando al gladiador irresistible de calle Moreno. Van los primeros minutos del juego y el pinta decide apurar su paso y cruzar la vereda. Con gran habilidad gambetea los enanos de jardín que puso la mujer del comisario. Corazones que laten a mil en el Barrio La Candelaria, el pinta acaba de pisar la vereda de su futura amada. Salta la verja con la lógica práctica de un guerrero pata e lana y desvía hacía la ventana. Allí la Susi le hace señas, y el tipo ya la vio. La Susi sin disimular sube la persiana y abre las puertas de su corazón para que él vuele, vuele y vuele...se baja la persianaaaaaa y ... llegoooooooooooo.... el pinta pudo una vez mas, esto es descomunal, indescriptible y eso que metía miedo el facho del comisario.Vecinos endemoniados comienzan a dar rienda suelta a sus gritos contenidos. La caballerosidad de Massacesi escribe otra página de gloria para el el eterno juego del amor -con un cambió de tono en su voz Calcaterra introdujo un cambio de clima en la transmisión- atención, disculpen amigos, parece que ha llegado el comisario. Una lastima realmente porque esto no estaba previsto, que mal le hace esto al juego limpio”.
El Comisario Barrantes a paso firme y con el bigote recién lustrado, abrió la puerta y enfiló para el dormitorio. El barrio había quedado en silencio, pero el hombre del gran relato no dudo en seguir con lo suyo por mas que el cabo Ferreira lo mirara de reojito. Andrés Oreste Calcaterra respiró profundo y arrancó nuevamente: “parece que la cosa se puso fulera para el pinta, un rígido esquema defensivo lo ha hecho caer en la trampa. Se sabía que esto podía pasar¿Estará lesionado el pinta que no se levanta?- se preguntaba Calcaterra mientras secaba sus lagrimas agachándose para que nadie lo viera. La situación lo había impactado pero no le impedía continuar- “atención amigos hay movimientos en el patio de los Nuñez pegadito a la casa del Comisario Barrantes. Si, si lo veo, es el pinta que salta uno y otro alambrado, tienen que verlo, se desliza como un rayo, nadie lo puede parar. Carrera interminable para un jugador de aquellos. Es él, es él, es... el hijo del viento que está llegando a su barrio y será casi imposible detenerlo. Mala fortuna para Hacha brava Barrantes, hay que decirle que otra vez será. La tarde ha derramado sobre el terreno un heroico manto de justicia. El resultado ya está puesto. De pie y con la elegancia conocida el intocable Pinta Massacesi estira su invicto”. Y ahí se cortó la transmisión. El cabo Ferreira tiró fuerte de los enchufes y a los empujones subió a Calcaterra al patrullero antes que el comisario Barrantes llegara. Estuvo treinta días presos. Según los compañeros de celda, le correspondían solo dos, pero como se negó a relatar el cambio de guardia que le pidió sub comisario, lo castigaron varios días más.

Escrito por EDUARDO NEGRA BIGOTTI

1 comentario:

Anónimo dijo...

Behl went missing, but clues stayed online
In the days after Taylor Behl's disappearance, the Internet proved a hotbed of clues in the college freshman's disappearance.
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